Cota cero es un término encontrado en la Revista DPA 21 con el mismo nombre [1] y se refiere a la superficie que, entre los 6.00m y -6.00m, vincula la ciudad con todos y cada uno de los edificios y lugares que la componen.
Este espacio que se encuentra en el suelo, conecta la primera planta o planta de acceso del edificio (vivienda, equipamiento, comercio, servicio) con la ciudad y relaciona lo público y lo privado; se puede desarrollar en varios niveles ganando espacio para lo público protegiendo el espacio privado.
Esta apropiación del territorio, con el manejo integrado de la relación público – privado permite el control visual de todos los puntos y relaciona la ciudad con el paisaje mejorando la calidad espacial de las ciudades.
Es un nuevo modelo de crecimiento urbano basado en la sostenibilidad ambiental y en la recalificación de los espacios urbanos centrales que permiten conectar la ciudad y darle un nuevo centro.
Aquí es cuando el Paisaje actúa como integrador social. La interacción entre el paisaje y los edificios públicos en el nuevo escenario urbano de las ciudades en desarrollo hace que los espacios abiertos de uso colectivo propicien el respeto, este avance técnico y el uso de nuevas tecnologías como nueva idea de pensamiento y de vivencia de la ciudad permite crear un paisaje artificial que establece relaciones en la actual dicotomía entre la necesidad inmobiliaria y la obligación verde con la ciudad.
Con una normativa urbana obsoleta y una necesidad imperativa de reverdecer nuestro entorno, esta estrategia conceptual se plantea como solución a la ciudad vista como un proceso constructivo en el tiempo, una ciudad amable con el peatón, que sea representante de la memoria colectiva en donde los cincos sentidos y el cuerpo son partícipes de los diferentes cambios de texturas, niveles, pendientes y sensaciones que otorga el espacio. Una comunicación quinésica, que permita la relación entre el espacio y la ciudad, un espacio que permita la socialización entre las personas.
La proxénica, entendida como el conjunto de comportamientos no verbales relacionados con la utilización y estructuración del espacio inmediato de la persona estaría dentro del campo de lo que llama Richard Sennett la separación de la vista del tacto: es el cuerpo el que percibe la ciudad, los cambios que ocurren en ella, los artefactos que le permiten relacionarse con su entorno, un espacio áptico, del griego Hapthai (relativo al tacto) que hace posible ese descubrimiento y la apropiación del ser humano con el entorno.
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